Google+ Como conseguir que tu hijo se saque el dedo de la nariz | Salud y Belleza
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jueves, 3 de noviembre de 2011


Los niños tienen mocos a menudo y como aún no saben sonarse, se hurgan la nariz para despejarla. Así, algo que empieza siendo una necesidad acaba convirtiéndose en un mal hábito que conviene evitar.


 
Si un niño pequeño se siente incómodo, trata de remediar su malestar de forma automática e inmediata. Y es que los niños se mueven por el principio del placer y activan todos los medios de los que disponen para sentirse a gusto.

 
Cuando tienen mocos o se les resecan las fosas nasales, se sienten molestos, y como aún no saben sonarse y no se detienen en convencionalismos ni en condicionantes sociales, no dudan en hurgarse la nariz o en echar mano de la manga para remediar su incomodidad. Lo malo es que esta necesidad suele acabar convirtiéndose en una manía habitual, que no pueden controlar.

 
Hay niños que recurren a los tocamientos nasales cuando están nerviosos, inseguros o aburridos. Pero también puede ser un intento de conseguir atención, si los padres sólo se dirigen al pequeño para regañarle (los niños prefieren que les hablen, aunque sea para reñirles, a que les ignoren).

 
A cada causa, su solución

 
Para ayudar a tu hijo a abandonar esta fea costumbre, no le regañes ni le ridiculices, porque es contraproducente. Lo más pedagógico es que intentes averiguar la causa que le lleva a poner en práctica este mal hábito y que cuando la descubras, actúes en consecuencia.

 
  • Si no sabe sonarse, enséñale a hacerlo. Para ello, anímale a soplar primero por la boca y luego, con ésta bien cerrada, por la nariz.
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  • Cómprale pañuelos decorados con motivos infantiles, para que se acuerde de usarlos, y siempre que le suenes tú, hazlo con pañuelos suaves. Incluso puedes untarle un poquito de vaselina en las fosas nasales, para que no le escuezan. Así relacionará el hecho de sonarse con una sensación placentera.
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  • Para que entienda que su manía es una falta de educación, ponte con él frente a un espejo y dile que se hurgue la nariz (haz tú lo mismo). Enseguida se dará cuenta de lo mal que queda.
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  • Si piensas que se hurga porque es muy inquieto o porque “no sabe qué hacer”, obsérvale y procura determinar los momentos del día en los que más lo hace. Entonces, dale algo que le distraiga, que le mantenga las manos ocupadas y que le permita dar salida a su nerviosismo o a su aburrimiento por otras vías más positivas y productivas (un cuaderno y unos lápices de colores, un rompecabezas sencillo...).
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  • Si después de reflexionar sobre tu forma de tratarle, te das cuenta de que estás todo el día regañándole, cambia tu manera de relacionarte con él: dedícale más tiempo, comparte sus juegos...

Si le sangra por tocarse...

 
Sea cual sea la causa de la manía de tu hijo, explícale que al tocarse puede hacerse heriditas que luego le dolerán o provocarse una hemorragia. En caso de que esto ocurra, no le eches la cabeza hacia atrás, sólo tapónale la nariz con tus dedos, con una presión moderada, durante diez minutos, que es lo que tarda la sangre en coagularse. Intenta mantener la calma, pero aprovecha la ocasión para recalcar a tu pequeño por qué no es bueno que se hurgue la nariz.

 
Su mala experiencia le hará consciente de su acción (a veces los niños se tocan de forma involuntaria), lo que le ayudará a abandonarla. En cualquier caso, hasta que tu hijo deje de hurgarse, llévale siempre con las uñas cortas y las manos lo más limpias que puedas, para prevenir posibles heriditas e infecciones.

 
Y no te olvides de aplaudir sus progresos. Tu entusiasmo será el mejor incentivo para que siga superándose.

 
Maneras efectivas para que no me molesten los mocos

 
Éstas son algunas maneras muy efectivas de evitar que a tu hijo le molesten los mocos y que, por tanto, le entren ganas de llevarse el dedo a la nariz:

 
1.Procura que beba más. Los líquidos favorecen la disolución de las mucosidades.
2.Lávale a menudo las fosas nasales con suero fisiológico nasal.
3.Ventila la casa a diario.
4.Coloca recipientes llenos de agua en las habitaciones, para evitar la sequedad ambiental.
5.Acostúmbrate a sonarle cuando le bañes. Te resultará más sencillo.
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