Prevenir el cáncer, ¿es posible?.

Recomendaciones básicas para prevenir el cáncer

No fume: Evitará el cáncer de pulmón, el de cavidad oral (boca, lengua, faringe), laringe, esófago, páncreas, vejiga urinaria, pelvis renal y cuello de útero. Y a mayor cantidad de cigarrillos fumados, más riesgo de padecer todos estos tumores.

Modere el consumo de alcohol: Es vital para prevenir el cáncer oral (boca, lengua, faringe), laringe, esófago e hígado y, probablemente, también se relacione con el cáncer de mama y el de colon-recto. Coma más fruta y verdura: Éstas protegen, en especial, del cáncer de colon.

Evite fritos, ahumados, adobados y barbacoas: Se han relacionado, en especial, con el tumor gástrico (de estómago).

Disminuya el consumo de grasas: Disminuirá la probabilidad de padecer un cáncer de colon, próstata y mama.

Realice ejercicio físico regular: El sedentarismo se ha asociado con el cáncer de colon.

Evite el exceso de peso: La obesidad se ha relacionado con el cáncer de endometrio, ovario y mama en mujeres tras la menopausia. También se ha relacionado con el cáncer de próstata, páncreas y colon-recto en hombres.

Evite exposiciones prolongadas al sol: importante y demostrada relación con el cáncer de piel. Son más susceptibles los individuos de piel clara, aquellos que se exponen de manera puntual, pero intensa, y aquellos que estuvieron de forma importante expuestos durante la infancia y adolescencia. Prevenir el cáncer de piel es, a menudo, cuestión de sensatez.

Sustancias que pueden aumentar el riesgo de cáncer.

Cuando busquemos prevenir el cáncer hemos de evitar, si es posible, el contacto con determinados virus, radiaciones, situaciones o sustancias:

Radiaciones ionizantes durante exploraciones médicas: Riesgo de cáncer de piel y leucemias.

Radón: Relacionado con el cáncer de pulmón.

Campos electromagnéticos, aparatos eléctricos y telefonía móvil.

Contaminación ambiental: Mínimamente relacionada con el cáncer de pulmón.

Virus de Epstein-Barr: Relacionado con el Linfoma de Burkitt, el linfoma de Hodgkin, linfosarcomas y cáncer nasofaríngeo.

Virus de la inmunodeficiencia humana (HIV): Riesgo de linfomas, sarcoma de Kaposi, tumor maligno de hígado y cáncer de cuello de útero.

Virus del papiloma humano (VPH): Riesgo de cáncer de cuello de útero, de cavidad oral, esófago, piel y vejiga urinaria.

Virus de la hepatitis B y C: Riesgo de cáncer de hígado (hepatocarcinoma).

Estrógenos solos como terapia hormonal sustitutiva (parches en mujeres tras la menopausia): Comportan riesgo de cáncer de útero, mama y ovario.

¿Cuándo hemos de consultar con nuestro médico de confianza?

Para prevenir el cáncer hemos de tener en cuenta una serue de signos de alarma:

Algún bulto nuevo.

Una herida que no cura.

Una peca o mancha en la piel que haya cambiado de aspecto, tamaño, color o forma.

Pérdida anormal de sangre por algún orificio: Ano, boca, orina…

Tos o ronquera permanente y que apenas mejoran con nada. Es un síntoma de alerta para prevenir el cáncer de pulmón.

En personas que habitualmente van estreñidos y comiencen a ir de diarrea (o al revés).

Cuesta más comenzar a orinar y mantener el chorro, o éste es más estrecho, o nos cuesta aguantar la orina cuanto tenemos ganas. Sobre todo, debemos consultar si sangramos con la orina.

Pérdida anormal de peso, sin que estemos haciendo dieta.

El diagnóstico precoz es la clave

Las mujeres debería tener en cuenta, para prevenir el cáncer, otros dos aspectos:

Realizarse un frotis de cuello de útero regularmente, según los protocolos establecidos.

Autoexamen periódico de las mamas y, en mayores de 50 años, y hasta los 69 años, mamografía bianual.

En todos los casos le recomendamos consultar con su médico, terapeuta u otro profesional de la salud competente. La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa.

Dr. Francisco Marín Jiménez